Partimos de la base de que la dentadura de cada persona es diferente: unos la tendrán correcta y otras tendrán los dientes mal acomodados. Tener una mala posición provoca una sonrisa antiestética, puede contribuir a la inflamación de las encías así como acumulación de sarro, provocando pigmentación y mal aliento.
La malposición dental puede ser genética o bien provocada por malos hábitos durante la niñez como uso excesivo del chupete, succión del dedo o morder diversos objetos.
Para corregir estas situaciones se puede recurrir a la ortodoncia, el uso de brackets está recomendado para cualquier edad.
¿En qué consiste?
Se colocan en la dentadura unos aparatos que guiarán, poco a poco, a los dientes a su posición correcta. Esos aparatos son visibles para el resto. Formados por unas pequeñas ligas que podrán usarse de un solo color o variado, según el estilo, se puede optar por brackets transparentes aunque también existe la ortodoncia lingual que permite colocar los aparatos en la parte de detrás de cada uno de los dientes haciéndolos prácticamente invisibles a los demás.
El especialista, ortodoncista, es probable que antes de iniciar con el tratamiento haga una limpieza profunda de la zona: limpieza y tratamiento de caries para evitar posteriores inflamaciones de encías.
La duración del tratamiento es de alrededor de 24 meses dependiendo de cada persona. Iniciarlo puede implicar la extracción de una o varias de tus piezas dentales, se pueden llegar a sentir molestias menores y se debe extremar la precaución en la higiene dental.
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