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El dentífrico, ese ‘viejo’ compañero

4 Ene, 2016 | Curiosidades de la Odontología

pasta de dientes origen

El dentífrico, lo que popularmente conocemos como pasta de dientes, es actualmente uno de los elementos frecuentes en la higiene bucodental. Pero, ¿qué hacían nuestros antepasados cuando todavía no existía o no estaba al alcance de todos?

La primera presencia conocida del dentífrico, con un concepto similar al actual, la situamos en el antiguo Egipto, en la época de los faraones, en torno al siglo IV a.C. Fue entonces cuando unos médicos crearon una mezcla con la finalidad de mejorar el lavado de la boca, que componían elementos tan distintos como la pimienta, polvo de piedra pómez, sal, mirra o flores, entre otros. A partir de ahí, fue evolucionando con el paso de los siglos.

 

Uso de la orina

Los griegos y los romanos creyeron mejorar el método con la utilización de la orina como enjuague bucal de los dientes. Los árabes, por su parte, recurrieron a una mezcla más abrasiva, conformada en su base por raíces.

Otras culturas, con una función parecida al actual chicle, masticaban hojas para mejorar su higiene bucodental.

Saltando unos cuantos siglos, ya en el siglo XVIII tenemos la primera constancia de un dentífrico parecido al actual. Más tarde, en 1850, el farmacéutico y dentista Washington Sheffield Wentworth confeccionó el primero para uso doméstico y común, bautizado como Creme Dentrifice.

 

La comercialización en un tubo como el que hoy conocemos para la pasta de dientes no llegaría hasta 1896, puesta en marcha por una empresa creada por William Colgate, origen de una marca que llega hasta la actualidad.

La composición del dentífrico no ha parado de variar e innovar desde entonces. En 1914 aparece el flúor en la misma, pero no sería hasta décadas más tarde –años 60- cuando llegue a los países industrializados.

Hoy en día, pues, podemos encontrar pasta de dientes de diferente colores, sabores o texturas, con distintas propiedades o especializadas para determinadas personas. Agentes blanqueadores, anticaries, antisarro o antisensibilidad dental son algunas de esas propiedades habituales.

 

Fotografía:  www.freedigitalphotos.net