Si en el post anterior os contábamos qué es un empaste dental, cómo se realiza y en qué casos, hoy os explicaremos qué tipos de empastes existen, qué materiales se utilizan para hacerlos y por qué razones se utilizan ésos y no otros, y también comentaremos por qué en algunos casos no se pueden realizar empastes y es necesario recurrir a otras técnicas odontológicas.
Actualmente, existen principalmente dos tipos de empastes, variantes que se diferencian por el material utilizado: los metálicos y los de resina.
- Empastes de metal. Se trata de amalgamas de plata, oro, cobre y estaño. También se ha utilizado el mercurio, aunque en muchos países se ha desechado por su nivel de toxicidad. Los empastes realizados con amalgamas metálicas son los más duraderos (pueden resistir hasta 30 años). Sin embargo, a nivel estético no son la mejor opción, pues su color oscuro no resulta muy natural, ya que destaca mucho sobre el color claro de los dientes.
- Empastes de resina. Son menos duraderos que los anteriores, su vida suele alargarse no mucho más de 10 años. Su parte positiva frente a los anteriores es que sí permiten recuperar la apariencia del diente, tanto en su forma como en su color original, de modo que a simple vista pasan desapercibidos. Por ello los empastes de este material –compuesto por resinas, materiales plásticos y cerámicos-, son los utilizados para restaurar piezas dentales delanteras y frontales, las más visibles.
Aunque la duración media de los empastes sea la indicada en cada caso, conviene destacar que ésta podrá ser menor o mayor en función de los hábitos saludables o no del paciente. Mantener una buena higiene bucodental y acudir a las revisiones periódicas con su dentista de confianza pueden alargar la vida de sus empastes, mientras que hábitos más ‘relajados’ o ‘despistados’ pueden acelerar el deterioro y sustitución de los mismos.
¿Por qué se utilizan estos materiales para la realización de empastes?
Son varias las características de estos materiales que los hacen aptos y adecuados para convertirse en un relleno eficaz y duradero para las piezas dentales dañadas. Entre otras, podemos señalar:
- Buena relación entre el coste y la eficiencia de los materiales
- Facilidad de colocación
- Durabilidad
- Colocación sin daño del tejido dental que permanece sano
- Compatibilidad con el organismo (el cuerpo no reacciona de forma no deseada ante los compuestos)
- Resistencia a la corrosión y a la decoloración
- Aspecto natural (en el caso de las resinas)
- Se convierten en un sello eficaz ante bacterias y restos de comida
- Soportan eficazmente la masticación y la mordida del paciente
Casos en que no se pueden colocar empastes
Por último, nos referiremos a aquellos casos en los que, por distintos motivos, no se puede recurrir a empastes para sellar dientes en mal estado a causa de caries u otros problemas dentales. Lo más habitual es que un empaste u obturación pueda rescatar un diente cuyo esmalte ha sido afectado o dañado. Sin embargo, en algunas ocasiones, la extensión de la caries dental o del daño son tales, que los empastes resultan poco eficaces y es necesario recurrir a técnicas alternativas como las coronas dentales, los implantes y puentes dentales y las endodoncias.
- Coronas y puentes dentales. Se trata de prótesis que se colocan de manera fija y que sirven para cubrir por completo un diente muy dañado o prácticamente destruido. Éstos se cementan sobre la pieza dental en cuestión y sólo el dentista puede extraerlos.
- Implantes. En ciertas ocasiones, el daño en el diente es irreparable y puede amenazar a la salud del resto de dientes. En ese caso la solución más recomendable es extraerlo y colocar un implante dental, que actuará como sustituto del natural, pues será colocado desde la propia raíz del anterior (suele ser enroscado en el hueso de la mandíbula). Están fabricados con materiales biocompatibles que no generan rechazo del organismo y terminan por unirse al hueso.
- Endodoncias. Las endodoncias se practican cuando el daño en la pieza dental ha afectado a la pulpa dental y es necesario eliminarla y sellar el conducto pulpar.