Salud Dental

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Una de curiosidades sobre la odontología (IV)

7 Nov, 2015 | Curiosidades de la Odontología

Los dientes de los deportistas de élite deben estar sanos.

Cuarto capítulo de nuestra saga sobre las curiosidades de la odontología. Con él sumamos tres nuevos temas a esta ya prolífica lista de notas curiosas del mundo de los dientes. Primero destacaremos la importancia de la saliva en la salud bucodental; en segundo lugar os explicaremos por qué es tan importante tener una buena dentadura para los deportistas de élite y, por último, viajaremos a tiempos pasados para saber cómo eran entonces los implantes dentales.

 

Una aliada de la salud bucodental: la saliva

Por sí sola no es capaz de mantener una higiene y una salud totales de nuestra boca. Sin embargo, su ayuda es primordial para mantener la caries alejada de nuestros dientes. Y es que la saliva es un importante activo natural contra las bacterias que amenazan la salud de nuestras piezas dentales. Las sustancias que la componen se convierten en un arma capaz de neutralizar los ácidos que se generan en la boca al masticar los alimentos, evitando así la desmineralización de los dientes e incluso la pérdida o el deterioro del esmalte dental.

 

Deportista de élite, cuida tus dientes como si fueran oro

Todos debemos cuidar de nuestros dientes, pero con más razón deben mantener una vigilancia exhaustiva de su salud bucodental los deportistas de élite. ¿Por qué? La explicación es sencilla. Las infecciones bucales pueden llegar a transmitir, a través de la sangre, bacterias a otras partes del cuerpo, como las extremidades y los músculos. Esto puede provocar cansancio, fatiga y predisponer el organismo a un mayor riesgo de lesión. Además, cuando se da esta situación, también cuesta más recuperarse de lesiones, el proceso se ralentiza.

 

Los implantes a lo largo de la historia

Clavos, alambres, plomo o vidrio son algunos de los materiales que se utilizaron hace siglos para sustituir las piezas dentales que se perdían, los antiguos implantes dentales. Posteriormente fue el oro de 24 quilates, pero tampoco convenció como el metal más adecuado para realizar esta función de suplantación dental. No sería hasta que, de manera accidental, Per-Ingvar Branemark descubriera la osteointegración a través del titanio cuando se diera con la clave. Su investigación se produjo en 1965 y desde entonces, los implantes dentales mantienen el titanio como el metal más adecuado y menos invasivo para nuestra boca, pues consigue fusionarse con el hueso de la mandíbula como si fuese un diente biológico más.