Como ya hemos apuntado en otros post de este blog, los dientes de leche también deben cepillarse. No es cierto aquello de que, como se van a caer, no es necesario limpiarlos. Incluso las encías, antes de que aparezcan las primeras pequeñas piezas temporales, es importante higienizarlas correctamente. De ahí que sea esencial inculcar a los niños, desde muy pequeños, la importancia de mantener una correcta higiene bucodental.
No es extraño que los niños sientan curiosidad por el cepillado o por la idea de tener un cepillo de dientes propio y traten de imitar a los mayores en ese gesto cotidiano. Los adultos deben aprovechar ese interés por lo novedoso para iniciar la educación en higiene dental y emplear herramientas que puedan hacer de este aprendizaje algo entretenido, pues de igual modo que los niños se interesan por algo, es muy probable, también, que lo pierdan enseguida y que huyan de la obligación.
Para ayudar a padres y madres en la tarea de conseguir que sus hijos se laven diariamente los dientes y lo hagan correctamente, a continuación enumeramos algunos consejos que pueden resultar útiles:
- Ir a comprar un cepillo de dientes y dentífrico adaptados a su edad. Le hará ilusión y tendrá muchas ganas de empezar a usar su nuevo cepillo.
- Lavarnos los dientes con ellos. De esta manera, les haremos partícipes de un acto que les llama la atención y que les hará sentirse “mayores”. Debemos aprovechar esta predisposición para explicarles, en su lenguaje, la importancia de realizar, cada día, una buena higiene dental.
- Hacer del acto de cepillarse los dientes algo divertido y agradable. A los niños les encantará poder usar ese cepillo de Peppa Pig tan chulo y esa pasta de dientes con sabor a fresa.
- Explicarles con paciencia las pautas especiales que tienen que poner en práctica para lavarse los dientes correctamente. Es tan importante el lavado de los dientes como el de las encías y el espacio entre ambos. La posición del cepillo debe formar un ángulo de 45º con los dientes y realizar movimientos de arriba a abajo en los dientes superiores y de abajo arriba en los inferiores. Además, se deben limpiar los dientes tanto por la cara exterior como interior.
- El tiempo de cepillado debe ser, como mínimo, de dos minutos. Usar un reloj de arena o un cronómetro durante el cepillado puede ayudar a cumplir el objetivo, porque los pequeños lo realizarán como si fuera un juego.
- También es importante la frecuencia, y aunque lo deseable debería ser cepillarse los dientes después de cada comida, hay que tener en cuenta de que se trata de niños y que debemos empezar poco a poco.
- Por último, las canciones, los cuentos y los juegos relacionados con la higiene bucodental pueden ayudar a reforzar lo aprendido y enseñarles nuevas cosas sobre sus dientes. Existen aplicaciones, incluso, de ordenador o móvil, que pueden ayudarnos a transmitir el mensaje de la importancia de una buena higiene bucodental.