Se han convertido en una tendencia de moda en los últimos tiempos, con más o menos seguidores, los piercing son un fenómeno estético de nuestra sociedad. En el fondo no es nada nuevo en nuestra cultura, ya que las perforaciones o piercing en las orejas de las mujeres son algo habitual y en otras culturas es frecuente verlos también en otras zonas del cuerpo como la nariz. Las ubicaciones para colocarlos son tan variadas como partes tenemos en el cuerpo, incluida la boca. De hecho, los piercing orales son unos de los más frecuentes. Podemos encontrarlos en la lengua, el labio incluso la mejilla en diversa tipología: aretes, argollas o barras.
Cualquier tipo de perforación conlleva sus riesgos si bien en el caso de los piercing orales son mayores debido al lugar donde se ubican, más proclive a infecciones.
Antes de nada y aunque posiblemente ningún dentista te lo recomiende y te aconseje evitar estas perforaciones, debes acudir a tu odontólogo para consultar posibles efectos negativos colaterales o particularidades que puedas tener y debas tener presente cuando te realices la perforación.
Puede que te señale alguno de los principales riesgos que te indicamos a continuación:
- Dolor e inflamación: Son algo frecuente en cualquier perforación y más en los piercing orales por el tejido en el que se realizan. En especial, puede producirse una inflamación excesiva en el caso de hacértelo en la lengua. De no remitir debemos acudir al médico ya que es peligroso al poder llegar a bloquear las vías respiratorias.
- Más probabilidades de infección: la boca alberca incontables bacterias que favorece la infección que además se puede trasmitir a otras vías respiratorias fácilmente. Dicha infección puede presentarse en el proceso de cicatrización inicial o durante el cambio de la joyería una vez colocado el piercing. Existen casos en los que dicha infección llega a ser tan importante que hace necesario quitar el piercing para evitar males mayores.
- Astillamiento o fractura de dientes: la joyería bucal de metal puede causar el astillamiento incluso la fracturar de las piezas dentales por el contacto con los mismos, incluso en caso de ser coronas o fundas.
- Problema en las encías: el contacto del metal dañan el tejido gingival y el esmalte dental pero también pueden generar problemas en las encías haciendo que se retraigan. Algo que, más allá de ser antiestético, hace que el diente no esté protegido y puedan presentarse enfermedades periodontales o generarse caries.
- Alteraciones en el habla y la masticación. Especialmente en el caso del piercing en la lengua, éste puede afectar a la masticación o deglución de los alimentos así como afectar a la correcta pronunciación, entre otros problemas de las funciones normales de la boca.
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