El verano es tiempo de disfrute, diversión y relajación. Con su inicio a la vuelta de la esquina, nos preparamos ya para la época de piscinas, playas y baños habituales. Pero el relax, en estas fechas, no debe pasar por bajar la guardia en materia de salud bucodental. Algunos deportes veraniegos como la natación o el buceo pueden influir negativamente en ésta si no mantenemos una buena y constante higiene y tomamos algunas medidas de prevención.
La natación es una de las disciplinas deportivas más completas y beneficiosas para la salud. Sin embargo, la práctica de este deporte también puede acarrear algunos riesgos. Los ojos y la piel son partes del cuerpo muy sensibles al agua de las piscinas, tratadas químicamente para su mantenimiento. De igual forma, nuestros dientes también pueden verse perjudicados por los productos químicos presentes en esta agua.
Concretamente, el agua de las piscinas puede contribuir a la erosión del esmalte de nuestros dientes. Esto se debe a que el cloro influye directamente sobre una menor producción de saliva, que es la barrera protectora natural de nuestra boca y piezas dentales. De este modo, se reduce la protección contra las bacterias, lo que supone una mayor generación de placa sobre los dientes.
Es por ello que en esta época, que se frecuentan más las piscinas, es importante no sólo no bajar la guardia en materia de salud bucodental, sino, incluso, reforzarla e incrementar las medidas de higiene bucal.
En el caso de practicar natación durante todo el año, además de lavar los dientes y lengua con la frecuencia necesaria, también es importante acudir puntual a las citas con nuestro dentista de confianza, al objeto de que revise nuestra dentadura y descarte que la práctica de este deporte esté suponiendo una posible erosión sobre nuestros dientes.
Otro deporte veraniego, el buceo, si no se realiza adecuadamente ni se toman las medidas de prevención de riesgos para nuestra salud bucodental necesarias, también puede provocar diversas molestias en quienes lo practican. Así, una mala colocación de la boquilla del regulador de oxígeno que se usa en el buceo puede producir dolores de mandíbula y otras molestias en nuestra cavidad bucal. Por otro lado, el cambio de presión al que se somete el organismo en esta práctica subacuática también puede producir algunas molestias, sobre todo en caso de tener empastes o caries.
Mantener la hidratación, también en el agua
Puede que la deshidratación, cuando uno realiza deportes acuáticos, pase más desapercibida. Pero no por hacer deporte en el agua deja de ser necesario hidratarse abundantemente. De hecho, la deshidratación es uno de los problemas que, en ocasiones, se produce cuando hacemos ejercicio en la piscina, en el río o en el mar.
También la deshidratación puede tener consecuencias para la salud bucodental, pues al no consumir la suficiente agua, la boca se reseca, generando menor cantidad de saliva y reduciendo, así, la protección contra las bacterias. Por ello es tan importante mantenernos hidratados cuando practicamos cualquier deporte, aunque éste se desarrolle dentro del agua.